Caracteristicas de una persona controladora

Caracteristicas de una persona controladora

Soy controlador

¿Cuántas veces nos encontramos con personas que tienen una necesidad compulsiva de tomar el control de todo lo que les rodea? Pues bien, existe un término clínico para este tipo de personas y es “friki del control”, lo que significa que estas personas tienen un problema. La necesidad de control puede ser tan extrema que estos individuos son vistos como raros o anormales. Estas personas suelen ser pasivamente agresivas, obsesivas, con trastornos del estado de ánimo, excesivamente ansiosas, deprimidas o incluso fóbicas en ocasiones. Aunque estas características pueden ser deseables en algunos campos profesionales (como el de los científicos o el de los controladores aéreos), la gente no quiere interactuar con un fanático del control.

Un fanático del control suele estar impulsado por el impulso de querer que todo se haga de la manera que ellos consideran correcta. Estas personas evitan los errores en su propia vida y, por tanto, tienen una gran necesidad de corregir a los demás en caso de que encuentren algo incorrecto. Pueden corregir a la gente por una pronunciación u ortografía incorrecta, por malos modales, por detalles sobre algo del pasado si ven algo incorrecto o inapropiado o por una discusión irracional. El factor subyacente a este comportamiento es su creencia de que suelen o siempre tienen la razón y, como tal, tienen que hacérselo saber a los demás.

Cómo dejar de ser controlador

Por lo general, una persona controladora está ensimismada, es insensible a los demás, presiona para salirse con la suya y manipula las circunstancias y a las personas para conseguir sus propios objetivos. Se preocupa principalmente por sí mismo y ve a los demás como un medio para conseguir un fin. Cuando se siente amenazado, puede recurrir a un comportamiento poco ético para destruir a su oponente. No comprende ni aprecia la libertad y la gracia.

Controlar a los demás implica doblegarlos, destruir su autoestima, degradarlos psicológica y emocionalmente, e incluso recurrir al abuso social y físico en algunos casos. En muchos casos, la persona controladora carece de la capacidad de disfrutar de una relación amorosa madura, porque sus pensamientos están consumidos por el yo, y no sabe amar con sacrificio en beneficio de los demás. No sabe amar con gracia, libremente, con la mano abierta, sin esperar nada a cambio. Da sólo para recibir. Puede usar la palabra amor, pero sólo como un medio para un fin, para servir a su propio programa egoísta y no al bienestar de la otra persona. Ve a las personas como objetos que hay que manipular, no como individuos que hay que amar.

Cómo manejar a un fanático del control

Aunque puede ser doloroso reconocerlo, no te sientas mal si descubres que ésta es tu situación. Es probable que seas una persona amable y generosa que acepta a las personas por lo que son. Lo importante es que reconozcas las señales de que tu amigo no te respeta y sigas adelante.

Las mejores amistades son las relaciones sanas y gratificantes. En estas amistades, no sólo se saca lo mejor del otro, sino que también se disfruta pasando el tiempo juntos y se aprecian las diferencias del otro.

Otras veces, las relaciones pueden ser poco saludables y pueden incluir a personas que son falsos amigos. Estas relaciones pueden empezar pareciendo una verdadera amistad, pero con el paso del tiempo, puede ser agotador ser amigo de alguien que intenta controlarte o manipularte, y es entonces cuando es importante aprender a diferenciar entre las amistades sanas y las malsanas.

Recuerda que las personas controladoras quieren engañarte haciéndote creer que son tus amigos y que tienen tus mejores intereses en mente. Pero en realidad, la relación se basa en su intento de controlarte, no en el respeto mutuo.

Problemas de control

Las personas controladoras quieren tener el control o afirmar el poder sobre otra persona. Pueden ser intimidantes, prepotentes y dominantes en sus esfuerzos por salirse con la suya manipulando a los demás. Las personas controladoras pueden ser parejas, familiares, amigos y colegas.

El comportamiento controlador puede llegar a ser abusivo, especialmente cuando hace que una persona se sienta asustada o intimidada. Siga leyendo para conocer los signos del comportamiento controlador, por qué se produce, cuándo se convierte en abusivo y cómo afrontarlo.

El control coercitivo (amenazante) es un comportamiento controlador que incluye la degradación y las amenazas continuas que pueden llevar a la violencia doméstica. Varios estudios han demostrado que el comportamiento controlador está asociado a una mayor probabilidad de agresión física o abuso.

La inseguridad y la ansiedad pueden llevar a un comportamiento controlador. En lugar de utilizar habilidades de afrontamiento saludables, las personas controladoras quieren controlar el mundo que les rodea en un intento de sentirse mejor. Aunque este deseo de control no es saludable, no es útil y puede crear conflictos en las relaciones, no es necesariamente abusivo.