Los sueños de la razon produce monstruos

Los sueños de la razon produce monstruos

Las pinturas negras

Tras el lanzamiento de su álbum debut en solitario Titles, Karn quiso demostrar que era un compositor y algo más que un simple bajista. Por eso, en Dreams of Reason Produce Monsters no hay mucho bajo. Sin embargo, más tarde pensó que debería haber habido más bajo en el álbum y lo describió como el disco más flojo que hizo[4].

El álbum cuenta con dos de sus antiguos compañeros de banda en Japan, David Sylvian y Steve Jansen. Sylvian aporta su voz en “Buoy” y “When Love Walks In”, que son dos de las tres canciones con voz del álbum (la otra es “Answer”, que cuenta con un coro y un conjunto). Sylvian también coescribió estas dos canciones y también aportó teclados adicionales en “Land”. Jansen coprodujo el álbum con Karn, además de tocar como autor de “Land”[5].

“Buoy” fue lanzado como single en enero de 1987. Contaba con “Dreams of Reason” como cara B y “Language of Ritual” como segunda cara B del single de 12 pulgadas[6] El single alcanzó el número 63 en la lista de singles del Reino Unido[3].

Goya los caprichos

Cuando JAPÓN se dividió en varias escisiones, no seguí inmediatamente la carrera en solitario de Mick Karn, ya que había escuchado su primer single en solitario, “Sensitive”, en el descanso que siguió a “Tin Drum” y a su canto de cisne en directo “Oil On Canvas”. Me horrorizó el intento de pop con patas de palo de este art rocker. No he vuelto a escuchar el 7″ desde entonces y no escuché “Titles”, su primer álbum en solitario. Seguí adelante con varios proyectos de Sylvian, pero cuando por casualidad vi “Dreams Of Reason Produce Monsters” en los contenedores [era como Digital Sounds, la entonces innovadora tienda de sólo CDs… creo que sí] decidí arriesgarme con él. Fue una de las mejores jugadas que he hecho nunca, porque llevo 32 años embelesado con este álbum y no da señales de que vaya a parar.

El álbum comenzaba con una pesada línea de bajo sin trastes de una simplicidad brutal; sólo dos notas que se deslizaban por el campo de sonido mientras el patrón de la batería, lento y medido, establecía un ritmo tribal que no estaba a un millón de kilómetros de distancia de lo que Julia Fordham haría con su éxito “Happy Ever After” al año siguiente. Pero aquí era lo más alejado del pop. Más clásico que jazz, incluso cuando las heráldicas trompas irrumpieron en el lecho musical de bajos pesados con el tema musical.

El sueño de la razón produce monstruos

Los Caprichos es una serie de 80 grabados publicados en 1799 en los que Goya critica los abusos políticos, sociales y religiosos de la época. En esta serie de grabados, Goya utilizó en gran medida la popular técnica de la caricatura, que enriqueció con innovaciones artísticas. El uso por parte de Goya de la recién desarrollada técnica del aguatinta (es decir, un método para grabar una plancha de impresión de manera que se puedan reproducir tonos similares a las aguadas de la acuarela[4]) dio a Los Caprichos efectos tonales pronunciados y un contraste animado que los convirtió en un logro importante en la historia del grabado.

De las 80 aguatintas, la número 43, “El sueño de la razón produce monstruos”, puede considerarse como el manifiesto personal de Goya; muchos observadores creen que Goya pretendía representarse a sí mismo dormido entre sus útiles de dibujo, con la razón embotada por el sueño, acosado por criaturas que merodean en la oscuridad. Las criaturas que aparecen en esta obra se asocian a menudo en la tradición popular española con el misterio y el mal; los búhos que rodean a Goya pueden ser símbolos de la locura, y los murciélagos que pululan pueden simbolizar la ignorancia. El título de la estampa, tal y como aparece en el anverso del escritorio, suele leerse como una proclamación de la adhesión de Goya a los valores de la Ilustración: sin la razón, el mal y la corrupción prevalecen[5] Goya también incluyó un pie de foto para esta estampa que puede sugerir una interpretación ligeramente diferente: “La imaginación abandonada por la razón produce monstruos imposibles; unida a ella, es la madre de las artes y fuente de sus maravillas”. Esto implica que Goya creía que nunca se debía renunciar completamente a la imaginación en favor de lo estrictamente racional, ya que la imaginación (en combinación con la razón) es lo que produce las obras de innovación artística[2].

Los sueños de la razon produce monstruos 2021

Los Caprichos es una serie de 80 grabados publicados en 1799 en los que Goya critica los abusos políticos, sociales y religiosos de la época. En esta serie de grabados, Goya utilizó en gran medida la popular técnica de la caricatura, que enriqueció con innovaciones artísticas. El uso por parte de Goya de la recién desarrollada técnica del aguatinta (es decir, un método para grabar una plancha de impresión de manera que se puedan reproducir tonos similares a las aguadas de la acuarela[4]) dio a Los Caprichos efectos tonales pronunciados y un contraste animado que los convirtió en un logro importante en la historia del grabado.

De las 80 aguatintas, la número 43, “El sueño de la razón produce monstruos”, puede considerarse como el manifiesto personal de Goya; muchos observadores creen que Goya pretendía representarse a sí mismo dormido entre sus útiles de dibujo, con la razón embotada por el sueño, acosado por criaturas que merodean en la oscuridad. Las criaturas que aparecen en esta obra se asocian a menudo en la tradición popular española con el misterio y el mal; los búhos que rodean a Goya pueden ser símbolos de la locura, y los murciélagos que pululan pueden simbolizar la ignorancia. El título de la estampa, tal y como aparece en el anverso del escritorio, suele leerse como una proclamación de la adhesión de Goya a los valores de la Ilustración: sin la razón, el mal y la corrupción prevalecen[5] Goya también incluyó un pie de foto para esta estampa que puede sugerir una interpretación ligeramente diferente: “La imaginación abandonada por la razón produce monstruos imposibles; unida a ella, es la madre de las artes y fuente de sus maravillas”. Esto implica que Goya creía que nunca se debía renunciar completamente a la imaginación en favor de lo estrictamente racional, ya que la imaginación (en combinación con la razón) es lo que produce las obras de innovación artística[2].