
Descripcion de los planteamientos de kant
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La autonomía de Kant
La filosofía de Immanuel Kant (1724-1804) puede dividirse en dos grandes ramas. Su filosofía teórica, que incluye la metafísica, se basa en la comprensión racional del concepto de naturaleza. La segunda, su filosofía práctica, que comprende la ética y la filosofía política, se basa en el concepto de libertad. Ambas ramas han tenido una enorme influencia en la historia posterior de la filosofía.
En uno de los elogios filosóficos más conocidos de la historia, Kant atribuyó a la obra de David Hume (1711-1776) el mérito de haber interrumpido su “sueño dogmático” y de haber situado su pensamiento en un camino totalmente nuevo. Para comprender mejor los resultados de esta nueva línea de pensamiento, debemos considerar brevemente el “dogma” en cuestión, y el ataque de Hume contra él. La ortodoxia filosófica imperante en la época de Kant era un racionalismo expuesto por Gottfried Leibniz (1646-1716), y sistematizado por Christian Wolff (1679-1750). Según estos racionalistas, el conocimiento empírico basado en la experiencia es sospechoso porque está necesariamente ligado a las perspectivas subjetivas de los individuos. Dado que los sentidos humanos son intrínsecamente falibles, las investigaciones empíricas nunca podrán revelar cómo es realmente el mundo, sin estar contaminado por la perspectiva: el conocimiento objetivo del mundo sólo puede alcanzarse mediante el uso de la razón. Leibniz, por ejemplo, proporcionó una explicación del mundo derivada de la razón a partir de sólo dos principios básicos, que él creía que eran verdades evidentes.
Kant deberes perfectos e imperfectos
Immanuel Kant (1724-1804) es uno de los filósofos más influyentes de la historia de la filosofía occidental. Sus aportaciones a la metafísica, la epistemología, la ética y la estética han tenido un profundo impacto en casi todos los movimientos filosóficos que le siguieron. Este artículo se centra en su metafísica y epistemología en una de sus obras más importantes, La crítica de la razón pura. Una gran parte de la obra de Kant aborda la pregunta “¿Qué podemos saber?”. La respuesta, si se puede enunciar de forma sencilla, es que nuestro conocimiento se limita a las matemáticas y a la ciencia del mundo natural y empírico. Es imposible, argumenta Kant, extender el conocimiento al reino supersensible de la metafísica especulativa. La razón por la que el conocimiento tiene estas limitaciones, argumenta Kant, es que la mente desempeña un papel activo en la constitución de las características de la experiencia y limita el acceso de la mente sólo al ámbito empírico del espacio y el tiempo.
Kant respondió a sus predecesores argumentando contra los empiristas que la mente no es una pizarra en blanco sobre la que se escribe el mundo empírico, y rechazando la noción de los racionalistas de que era posible un conocimiento puro y a priori de un mundo independiente de la mente. La propia razón está estructurada con formas de experiencia y categorías que dan una estructura fenoménica y lógica a cualquier objeto posible de la experiencia empírica. Estas categorías no pueden ser eludidas para llegar a un mundo independiente de la mente, pero son necesarias para la experiencia de los objetos espacio-temporales con su comportamiento causal y sus propiedades lógicas. Estas dos tesis constituyen el famoso idealismo trascendental de Kant y el realismo empírico.
Problemas con la ética kantiana
La ética kantiana se refiere a una teoría ética deontológica desarrollada por el filósofo alemán Immanuel Kant que se basa en la noción de que: “Es imposible pensar en nada en el mundo, o incluso más allá de él, que pueda considerarse bueno sin limitaciones, excepto una buena voluntad”. La teoría se desarrolló como resultado del racionalismo de la Ilustración, afirmando que una acción sólo puede ser correcta si su máxima -el principio que la sustenta- es el deber de la ley moral, y surge de un sentido del deber en el actor.
El imperativo categórico, que actúa sobre todas las personas, independientemente de sus intereses o deseos, es un elemento central en la construcción de la ley moral de Kant. Kant formuló el imperativo categórico de varias maneras. Su principio de universalidad exige que, para que una acción sea permisible, sea posible aplicarla a todas las personas sin que se produzca una contradicción. La formulación de la humanidad de Kant, la segunda sección del imperativo categórico, afirma que, como fin en sí mismo, los seres humanos no deben tratar nunca a los demás como meros medios para alcanzar un fin, sino siempre como fines en sí mismos. La formulación de la autonomía concluye que los agentes racionales están vinculados a la ley moral por su propia voluntad, mientras que el concepto de Kant del Reino de los Fines requiere que las personas actúen como si los principios de sus acciones establecieran una ley para un reino hipotético. Kant también distinguió entre deberes perfectos e imperfectos. Kant utilizó el ejemplo de la mentira como aplicación de su ética: como hay un deber perfecto de decir la verdad, nunca debemos mentir, aunque parezca que mentir traería mejores consecuencias que decir la verdad. Del mismo modo, un deber perfecto (por ejemplo, el deber de no mentir) siempre es válido; un deber imperfecto (por ejemplo, el deber de hacer caridad) puede flexibilizarse y aplicarse en un momento y lugar determinados.
El libre albedrío de Kant
Las teorías consecuencialistas basan el bien y el mal morales únicamente en los efectos; las teorías deontológicas rechazan las consecuencias como base del bien y el mal y se centran, en cambio, en nuestro deber de actuar o no actuar de determinadas maneras. Las teorías deontológicas también suelen hacer hincapié en la moralidad de nuestros motivos e intenciones.
W. D. Ross ofrece una teoría intuicionista que incluye siete deberes morales básicos. Se asemeja a la teoría deontológica en que estos deberes prescriben tipos generales de actos y no se basan en sus posibles consecuencias. Ross considera inicialmente que todos estos deberes son condicionales; cuando dos o más deberes entran en conflicto, uno de ellos prevalece sobre el otro, y el deber que prevalece se convierte en nuestro deber real en esa situación. La teoría de Ross es objetivista pero no absolutista. El principal problema de la teoría de Ross es su intuicionismo, que no explica estos deberes y que no puede ser de ayuda cuando personas sinceras tienen intuiciones morales contradictorias.
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