
Burgos cartuja de miraflores
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Regla cartujana
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Cartuja de miraflores
Aunque no hay constancia de una visita de Isabel a la Cartuja de Santa María de Miraflores en esas fechas, parece que la reina se percató de alguna manera del estado ruinoso de la inacabada iglesia funeraria de su padre, el rey Juan II, tras doce años de paralización en el lugar (Fig. 9.1)[3] Isabel permaneció en la ciudad hasta el 5 de febrero, probablemente visitando el monasterio para rendir homenaje a su padre, al igual que hizo Fernando cuando vino a Burgos en junio de 1475. [4] Sea como fuere, dos meses después de la estancia de Isabel en Burgos, cuando la victoria en la batalla de Toro le había asegurado la corona castellana, se confirmaron todos los privilegios reales a la Cartuja[5] Un año más tarde, en febrero de 1477, se celebró una ceremonia de colocación de la primera piedra de las nuevas obras de la iglesia de Miraflores[6].
Según el autor o autores de la Breve noticia de la fundación de la Real Cartuja de Miraflores, redactada bajo el mandato del prior Manuel de Aldea (1780-1789), fue Isabel quien ordenó la reanudación de las obras[7] Esta afirmación se ha repetido constantemente en estudios posteriores, aunque carece por completo de pruebas documentales[8] De hecho, no está claro si fue Isabel o la comunidad cartuja quien ordenó la reanudación de las obras. A falta de una iglesia propiamente dicha, los cartujos venían utilizando el refectorio para las celebraciones litúrgicas desde 1460[9] Si fue la reina quien ordenó las obras, parece que su orden no fue acompañada en aquel momento de un apoyo económico directo[10] Aunque las Cortes celebradas en Segovia y Madrigal en abril de 1476 ofrecieron a Isabel un presupuesto de 168.000.000 de maravedíes, la situación económica de la corona castellana era frágil[11] Una cosa era asignar recursos y otra muy distinta pagar en metálico. Sólo los gastos del conflicto de Burgos se estimaron en 34.560.000 maravedíes[12].
La orden cartuja en Inglaterra
La Cartuja de Miraflores es una cartuja de estilo isabelino, o monasterio cartujano de la Orden de los Cartujos, construida en una colina (conocida como Miraflores) a unos tres kilómetros del centro de la ciudad española de Burgos, comunidad autónoma de Castilla y León.
Su origen se remonta a 1442, cuando el rey Juan II de Castilla donó a la Orden de los Cartujos un pabellón de caza en las afueras de Burgos, que había sido erigido por su padre Enrique III de Castilla “el Doliente” en 1401, para su conversión en monasterio, cumpliendo así la voluntad de su padre, recogida en su testamento. Un incendio en 1452 provocó la destrucción del pabellón, y la construcción de un nuevo edificio comenzó en 1454. Este edificio, puesto bajo la advocación de Santa María de la Anunciación, es el que existe en la actualidad. La construcción se encargó a Juan de Colonia, y fue continuada tras su muerte por su hijo, Simón de Colonia, que terminó la estructura en 1484 a instancias de la reina Isabel I de Castilla, hija superviviente del rey Juan II de Castilla y la reina Isabel de Portugal, cuyos impresionantes enterramientos se encuentran en el monasterio.
El silencio de los monjes cartujos
Antes de que el edificio fuera cedido a la orden cartuja, fue la residencia de recreo de Enrique III de España, que decidió construir este palacio en uno de sus cotos de caza. Posteriormente, el edificio fue restaurado cuando su hijo el rey Juan II subió al trono, siguiendo un diseño de Juan de Colonia. La construcción se completó finalmente en el reinado de la reina Isabel, y para ello se emplearon los mejores arquitectos, escultores y pintores de la época, entre los que se encontraban figuras como Simón de Colonia, Gil de Siloé y Pedro Berruguete. La Cartuja se convirtió en uno de los tesoros del estilo gótico de finales del siglo XV.
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